Historia de la sopa
Una sopa es una
preparación culinaria que consiste en un líquido
con sustancia y sabor. En algunos casos posee ingredientes sólidos de pequeño tamaño sumergidos en su
volumen. Una de sus características principales es que se ingiere con cuchara.
Si no tuviera ingredientes sólidos (vegetales
o productos
cárnicos) se considera un caldo alimenticio, base de
todas las sopas. Si se clarifica será un consomé.
La sopa suele proceder de una preparación culinaria con evaporación, como es el
cocido,
o mediante retención de vapores: estofado. Tradicionalmente, se puede espesar añadiendo al
final de la cocción pan o cereales como el arroz, fideos o pasta menuda.
Se suele servir
generalmente al inicio de cada comida. La primera clasificación suele hacerse
en función de la temperatura de servir, es decir en sopas frías,
o sopas calientes.
Es muy posible que en las
primeras preparaciones culinarias humanas fueran remojados en agua con ingredientes
culinarios molidos: algo similar a gachas, o migas. Las sopas de pan
fueron muy probablemente un alimento básico de las diversas culturas culinarias
mediterráneas y europeas en general.
La palabra sopa —al igual
que sus cognados
sop, soup
en inglés, soupe en francés, zuppa en italiano—, procede del germánico occidental suppa
que se refería a una rebanada de pan sobre la que se vertía un caldo. Fue
posteriormente latinizado
en suppa, en torno a los años 500 d. C., conservando su
sentido original. A lo largo de la Edad Media pasó a definir a la vez los
trozos de pan que se cortaban para remojar en un caldo, y el mismo caldo o
líquido que se espesaba con pan.
Las sopas toman su nombre de
los ingredientes empleados, con propiedades nutricionales y saporíferas
características: sopa de pescado, sopa juliana, sopa de espárragos, sopa de arracacha, etcétera. Suelen incorporar
productos locales que están al alcance de la mayoría, como en el caldo del
"Sancocho",
de diversas gastronomías como la de República Dominicana o Andalucía (España), que se prepara con carnes, plátanos, patatas,
vegetales y ajos, pero sin fideos.
Aunque los ingredientes
vegetales se cuecen a menudo en agua, cualquier alimento propenso a ser cocido
para crear un caldo puede ser empleado para la sopa, como el pollo,
el cerdo,
la vaca,
el buey
(Sopa de rabo de buey), el marisco,
el pescado,
el jamón
y los huesos de vacuno. Los condimentos empleados con frecuencia son la sal, la pimienta,
el pimentón
(o paprika, el perejil y toda clase de especias.
Algunas sopas pueden tener
como ingrediente común el pan,
que se añade en el momento del consumo, generalmente preparado en rebanadas de
no demasiado grosor. Es el caso de la sopa de cebolla francesa y de la sopa de
ajo española. Vermicelli de ostras, una típica sopa de
fideos de Taiwán. Crema fría de espárragos, servida con crema fresca, pimienta
negra y pimentón.
Existen otros ingredientes
igualmente indicados para espesar este tipo de plato, como los fideos, las estrellitas
o las letras, todos ellos hechos con pasta
de harina
y a veces huevo, y el arroz. Las cocinas del Sureste Asiático
y las cocinas asiáticas incluyen una gran variedad de
sopas de
fideos con diferentes tipos de caldos de pescado, mariscos y carnes,
y diferentes tipos de fideos
según los países, siendo éstos un elemento diferenciador de la cocina de
occidente frente a la cocina de oriente.
En algunas sopas, se añade
huevo duro
picado al final de la cocción, como en la sopa de
picadillo andaluza. Se puede también añadir el huevo
en crudo a media cocción a fin de que se cueza escalfado en el caldo, como en la
sopa de ajo.
Video: https://www.youtube.com/watch?v=hqJcxQXKZb4
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