jueves, 6 de noviembre de 2014

Monasterio de las Catalinas

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Monasterio de las Catalinas
El Monasterio de las Catalinas, o Monasterio de Santa Catalina de Siena, adosado a la Iglesia de Santa Catalina de Siena, en la manzana delimitada por las calles San Martín, Viamonte, Reconquista y Córdoba, en Retirociudad de Buenos Aires, fue el primer monasterio para mujeres de la ciudad de Buenos Aires, uno de los más antiguos y prestigiosos de esa ciudad en su etapa colonial y se halla muy vinculado a la historia del país.
Santa Catalina de Siena es el primer convento de Religiosas de la ciudad de Buenos Aires, y junto con la Iglesia perteneciente al mismo fueron construidos en el año 1745. Para ingresar al convento las normas establecidas en el Concilio de Trento (1545-1563) exigían vocación, vida y costumbres morigeradas, al menos quince años de edad, aptitud física para poder observar las reglas, no haber pertenecido a otra orden, no ser casada, legitimidad de nacimiento, limpieza de sangre y el pago de una dote.La elección de la vida religiosa se justificaba bien por los peligros del mundo, bien por vocación, como un llamado de Dios. Respecto de la legitimidad, las reglas de la orden no la exigían pero a fines del siglo XVII se convirtió en exigencia para ingresar a los conventos de las Catalinas, especialmente para la admisión de religiosas de velo negro. Las pocas excepciones admitidas se hicieron sobre la base de que cuando menos los padres fueran españoles y solteros en el momento de la concepción. La limpieza de sangre era otra exigencia: para ser admitida no debía ser esclava, ni descendiente de mulatos o mestizos, o de mahometanos, herejes o judíos. De comprobarse posteriormente alguna de esas condiciones, el hábito y la profesión eran considerados nulos.
La dote era una suma de dinero que la aspirante a monja debía entregar al monasterio antes de profesar. Las dotes de las monjas debían pagarse en plata y la suma era de 500 pesos para las de velo blanco y variaba entre 1500 y 2000 pesos (más 300 para la celda) en el caso de las monjas de velo negro. El monto de la dote era colocado a censo al 5% anual y la renta producida se usaba para el vestido, el calzado, comida, gastos médicos (boticasangrador) y capellán.
De no tener suficiente para la dote, la Priora y su consejo podían conceder una reducción por saber tocar el órgano o el clave, o por tareas a las que se comprometiera su familia. En otros casos, mujeres de probada pobreza solicitaban autorización al Virrey para pedir limosna públicamente y así cubrir su dote. De nueve casos documentados sólo cuatro fueron admitidas: aquellas cuyas familias y su depositario. las ubicaban más integradas al sector alto de la sociedad. La dote podía tener un impacto muy grande en algunos casos extremos, como el del capitán y regidor Juan José de la Palma, quien para cubrir la dote de sus seis hijas dio en dote su casa: "Tolerando esta quiebra porque logren mis hijas el espiritual consuelo sobre que incesantemente están clamoreando, con tanta eficacia que ya me faltan las fuerzas para resistir."
Para la familia una hija en el convento otorgaba prestigio social y en lo religioso las oraciones de una monja ayudarían a la salvación de sus almas. Por otra parte, las novicias antes de profesar debían testar o más bien renunciar a su herencia a favor de sus padres o hermanos. En todo caso, la dote era aproximadamente la mitad de la habitualmente otorgada para casar a una hija.
Video: http://www.youtube.com/watch?v=66h5KvBSQg0
Video: http://www.aicaold.com.ar/index.phpmodule=displaystory&story_id=5446&edition_id=326&format=html&fech=2006-11-30
Video: http://www.arcondebuenosaires.com.ar/iglesia_santa_catalina-siena.htm
Video: http://www.youtube.com/watch?v=B3BTzqI4fnQ

2 comentarios:

  1. Así es Mark. Tengo que hacer una nota periodística y las tomas fotográficas del lugar para una revista de turismo. Cuando la termine te la enviaré.
    Gracias por comentar.
    Saludos,
    Aninés Macadam

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